Pueblito fantasma Cap.5
Escudriñamos el cielo, acariciando con los ojos cada lucecita que había en él, asumiendo que podríamos estar viendo enanas negras, imaginando mundos en cada destello, palpitando vida, hasta que nos venció el sueño, cansado, roto, transpirado, agobiado de tanto calor.
Los ojos ciegos de la noche comenzaron a menguar con la salida del sol que jugaba a las escondidas por las hendijas del techo para romper la memoria de las sombras de ayer.
Las sábanas dormidas nos encontraron acurrucados como dos polluelos, húmedos, escuálidos, inocentes, el miedo y el cansancio habían cedido, el calor también. El clima por acá, era así, impredecible, díscolo; se pueden dar las cuatro estaciones en un día, un claro y cálido amanecer puede devenir en un temporal en un abrir y cerrar de ojos, vientos de 120 kilómetros por hora, polvo en suspensión (que reduce la visibilidad como la más densa niebla), granizo, nieve porqué no y al cabo de un rato casi sin mediar razón alguna, por lo menos para un lego, sentir que abren la mismísima puerta del infierno, así de volátil era el tiempo. Estaba helado; no como cuando hablamos y las palabras se congelan en la boca pero si lo suficiente para tener la piel de gallina, la temperatura había disminuido mucho, pero para nosotros estaba fabuloso, un día respirable, diáfano, ideal para divertirse con descaro y reír con locura, ideal para volver a corretear con el viento y atrapar sus historias en los puños de las manos.
Los ojos ciegos de la noche comenzaron a menguar con la salida del sol que jugaba a las escondidas por las hendijas del techo para romper la memoria de las sombras de ayer.
Las sábanas dormidas nos encontraron acurrucados como dos polluelos, húmedos, escuálidos, inocentes, el miedo y el cansancio habían cedido, el calor también. El clima por acá, era así, impredecible, díscolo; se pueden dar las cuatro estaciones en un día, un claro y cálido amanecer puede devenir en un temporal en un abrir y cerrar de ojos, vientos de 120 kilómetros por hora, polvo en suspensión (que reduce la visibilidad como la más densa niebla), granizo, nieve porqué no y al cabo de un rato casi sin mediar razón alguna, por lo menos para un lego, sentir que abren la mismísima puerta del infierno, así de volátil era el tiempo. Estaba helado; no como cuando hablamos y las palabras se congelan en la boca pero si lo suficiente para tener la piel de gallina, la temperatura había disminuido mucho, pero para nosotros estaba fabuloso, un día respirable, diáfano, ideal para divertirse con descaro y reír con locura, ideal para volver a corretear con el viento y atrapar sus historias en los puños de las manos.
Holaaaaaaaaa, querida amiga me emocionó encontrarte y volverte a leer después de tanto tiempo, yo hace poco volví a mis blogs, y no había visto tu actualización, que lindo relato fue un gran placer leerte amiga, espero me recuerdes. Abrazos y cariños feliz semana preciosa.
ResponderEliminarClaro que te recuerdo muy bien Gladys querida, lentamente todos vamos retomando los blogs; hErmoso volverte VER!!!
EliminarCuánto tiempo Bárbara!!!
ResponderEliminarMe alegra mucho volver a saber de ti.
Espero que todo te vaya bien.
Lo de escribir te va de fábula, escribes genial.
Besos.