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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Imperfecto, inconcluso.

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Imagen de la web. Ahí donde mi voluntad se divorcia de mi fuerza… Justo ahí, es donde se hacen una, para no claudicar. Ahí donde mi aliento insiste en detenerse… Justo ahí, es donde la respiración calma, me apacigua. Ahí donde los pero quedan sin efecto y las excusas no tienen cabida… Justo ahí, es donde el valor aparta del camino al miedo. Ahí donde el sueño parece tan alejado de mí… Justo ahí, es donde me aferro a la fe. Porque no hay noche que quede sin efecto por bien habida que haya sido el alba. No hay rotas palabras que se peguen sin haber quedado quebradas. Ahí donde el insomnio se obstina a pesar de la inteligencia y no logra abdicar… Justo ahí, es donde me reconozco a mí mismo, imperfecto, inconcluso. Ahí donde el orgullo se empecina por triunfar… Justo ahí, es donde me honra la humildad. Ahí donde los prejuicios parecen exceder a la contienda personal… Justo ahí, es donde la flexibilidad me permite alejarme y observar sin juzgar. Porque no hay noches

ÁTOMO

Gotas de otoño caen por los vidrios empañados del invierno. Se desprenden hojas bruñidas de un no recuerdo... abrazos-sombras y desalientos... como mendigando amor resulta ser que vas viviendo; Agazapada ante el sorpasso del último trago que estas bebiendo. Alas rotas de un corazón atento que va latiendo de a poco,que sigue en el intento; de pulsar cielos, de tocar cuerpos, con las propias luces de nuestro yo interno. Almas que aman,ojos que besan,miradas que hablan,bocas que rezan... Lágrimas que acompañan todo lo que ésto pesa. Suspiros que duermen aletargados esperando que las gotas de rocío se conviertan en pellejo, que la tierra ha parido, de un átomo un universo.

La lágrima.

El sol le ha tomado por sorpresa ha encandilado sus pupilas, un destello reclama su última lágrima, se desvanece estéril sobre su mejilla, pero no acaba, excelsa irrumpe sobre el hoyuelo de su sonrisa, la recorre, le habla, le suplica y así como por arte de magia roza la comisura de sus labios, los saborea los asume suyos, y desembarca en la boca, oronda, porque ahora todo es alegría. Intuye que ya no hay fracaso. Sólo está llorando   la miel de la vida.