Me colé en un suspiro.
Me transporté en el tiempo y me colé en un suspiro que llevó el abrigo a cientos de almas que hoy se mantienen calmas. Se agitan sólo si traspasan la frontera de la espera; pero la paciencia es santa, es sabia y aleja toda moraleja ajena a lo bueno, reconforta la existencia con actos serenos y sencillos aportan sabiduría a aquel que la creía perdida; los aleja del enajenamiento, en un intento de posesión divina y los acerca a la tierra donde ya nada les lastima.