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Mostrando entradas de mayo, 2018
Insistí en pensar que había años vacíos, huecos de recuerdos. Calles sin números y con ausencias. Casas deshabitadas de cariño. El aire tropezaba con gritos ahogados, aquello era tan normal que apabullaba. Al silencio lo arrastraba el viento y lo hacía cómplice de su ímpetu. Las noches ventosas eran así, miedosas, vidriosas. La distancia entre su casa y la mía asustaba de lo agujereada que estaba; la luna se había perdido en el firmamento y no había más luz que la de sus ojos , éramos sigilosos para no desentonar pues la oscuridad nos mordía los talones. Los acertijos que nos dejaba la soledad eran necesarios, la tristeza ovillada a los huesos no podía prometer sonrisas; había que vencer al rival más difícil, al de la cabeza. Así era aquel pueblito casi sin nombre, pueblito fantasma; lo había matado la indiferencia. La traza de la ruta lo había sentenciado al olvido, pero hoy era refugio y escondite del viento y sus historias fantásticas. La paredes traspiraban memorias de mesetas rec
"No era la melancolía la que atiborrada de sueños sufría. Era la alegría, que habiendo fracasado en ésta vida se había inmolado en la mansedumbre de los desafíos inconclusos, en la distancia que se apega a los besos como escalofríos, a los otoños de ocres abayados pero sin lágrimas, por las mañanas, del rocío..." Bárbara Himmel(C)2012